Para los colaboradores, los beneficios son:

• Facilita su día a día al mantener una imagen adecuada a su función y lugar de trabajo.
• Reduce el desgaste natural de la ropa, lo que supone en un ahorro significativo.
• Evita los problemas ocasionados por seguridad e higiene.
• Ahorra tiempo durante las mañanas al no tener que decidir qué ponerse.

Por medio de un buen uniforme se puede conocer mucho de una empresa, ya que el estilo, color y telas que se elijan para su confección serán las responsables de comunicar su valor. De igual importancia es que un colaborador se sienta cómodo en el uniforme que porta y que este le permita desarrollar sus labores sin problemas. Si eres empresario, toma en cuenta las siguientes características para confeccionar un buen uniforme:

• Debe ser práctico y fácil de poner.
• Adaptarse a las condiciones meteorológicas que implique el trabajo.
• Tener los bolsillos y complementos necesarios para facilitar sus labores.
• Debe aportarle comodidad durante las ocho horas de trabajo.
• Debe ser seguro, confeccionado con telas no inflamables y fuertes, en caso de los trabajos duros.
• Debe ser duradero y de fácil lavado.

Cuando un uniforme cumple todos los requisitos y el lugar de trabajo ofrece todas las comodidades para el trabajador. Es entonces cuando un colaborador portará orgulloso la camiseta de la empresa y se sentirá satisfecho de hacer su mejor esfuerzo por una compañía que reconoce su trabajo diariamente.

Por Redacción Comercial | Prensa Libre 

Fuente: Daniel Louzao, profesor de Historia de la Indumentaria en Soria, España. Vestuario Laboral MLIS, Tenerife, España.