26 septiembre, 2018
A veces no nos damos cuenta de las acciones o actitudes que nos dejan fuera de la acción. Para cambiar estos pequeños detalles que nos cierran puertas, a veces podemos tener el asesoramiento de un amigo o mejor aún, de un profesional.
Cuando esto le toca a un asesor de imagen, el asesor debe identificar con claridad, las actitudes internas y externas que la persona asume ante las diferentes situaciones, para detectar qué se debe cambiar. En este punto no hay marcha atrás, porque la persona ya tiene las herramientas en la mano y la información suficiente para mantener la imagen que ha conquistado a todo nivel. Sólo le resta asumir una actitud proactiva frente a sí misma.
Esta decisión no es fácil, porque para hacer los ajustes necesarios y mantenerse en ellos, la persona debe dejar de lado, por ejemplo, actitudes que percibe como sus hábitos, pero que no la favorecen. Después de un período de asesoría, que puede extenderse de uno a tres meses, el asesor se convierte en un acompañante que sigue, paso a paso, por lo menos durante un año, las acciones de su cliente.
Al final, conocerse a sí mismo y sacar partido de ello es como tener en las manos la llave de oro que abre todas las puertas, pues no hay nada tan poderoso como tener conciencia de los recursos propios y saber cómo utilizarlos.
Toma nota de las posturas y actitudes que te hacen destacar en un mundo de sacos, corbatas y tarjetas de presentación:
Todo lo anterior demuestra que no es fácil tener éxito en los negocios. Tener una imagen impecable exige dedicación, fuerza de voluntad, disciplina y constancia. Lo bueno es que todo lo anterior vale la pena porque al lograrlo, esto se convierte en el eco de la impecable gestión que realizas detrás de tu escritorio.
Fuente: Manual de Imagen, Diana Neira, Entrepreneur Magazine.
Desarrollado por Royale Studios | Inbound Marketing by Niu Marketing