31 mayo, 2018
Reflejar la identidad de tu empresa empleadora en tu estilo personal no es imposible. Aprende en esta nota cómo lograrlo.
El primer objetivo de todo empresario debe ser definir la cara de su negocio para después diseñar una imagen propia. La imagen provoca un fenómeno que, en palabras de Luigina Campos, consultora de imagen, se le puede denominar “éxito en cadena”. Todo empieza en que si el líder hace bien las cosas, sus colaboradores lo reconocerán y se verán automáticamente motivados a seguir su ejemplo.
El hecho de ser tu propio jefe o la cabeza de una corporación, no te da potestad de hacer lo que desees. El resultado de tu negocio está íntimamente ligado con la imagen que desees proyectar. Lo ideal es tener coherencia entre la imagen corporativa y la personal para ser un imán que llamé no solo intereses de asociados, sino también posibles negocios y oportunidades. Aunque mejorar tu imagen requiera de un gran esfuerzo, vale la pena asesorarse para saber cómo hacerlo. Si quieres que un cliente vuelva a tu negocio, debes dejar huella en su mente y en su experiencia y ambas deben ser positivas para lograrlo.
Logra la coherencia entre ambas imágenes con estos consejos:
Recuerda ser flexible con tus colaboradores y buscar siempre el balance. Un lugar de trabajo debe ser un espacio de profesionalismo y comodidad para los empleados. Empieza por creer en tu liderazgo y demostrarlo a los demás para que se acerquen a ti en cualquier situación. ¡Hazte notar!
Por Redacción Comercial | Prensa Libre
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