3 abril, 2017
Se conoce como una dependencia sin sustancia. A las personas que priorizan sus actividades laborales antes que cualquier otro aspecto en su vida, se les conoce como workaholics o adictos al trabajo.
A veces, es difícil diferenciar a alguien que trabaja arduamente porque su puesto lo amerita y a un trabajador que hace de su trabajo el núcleo central de su vida, a tal punto de desdeñar otras actividades y descuidar las relaciones con sus familiares y amigos.
Las personas que tienen esta actitud experimentan una creciente necesidad de trabajar, se preocupan sin cesar por su rendimiento y manifiestan una constante sensación de estar apurados. Así como cualquier otro adicto, el workaholic no puede aceptar fácilmente que tiene un problema.
Asimismo, aunque hace algunos años se estimaba que era una adicción exclusiva del género masculino, recientemente se ha demostrado que se ha extendido a las mujeres y se calcula que más del 20% de la población trabajadora mundial presenta esta adicción.
¿Eres un workaholic?
Para determinar esta situación, la Facultad de Psicología de la Universidad de Bergen en Noruega con la colaboración de la Fundación Bergen Clinics, desarrolló el test Bergen Work Addiction Scale (Escala Bergen de adicción al trabajo por sus siglas en inglés). El test se basa en siete criterios básicos y cada uno se califica en la siguiente escala: (1) Nunca, (2) Ocasionalmente, (3) A veces, (4) Seguido, y (5) Siempre.
Califica cada uno de los siguientes criterios según tus hábitos en el trabajo:
El estudio sugiere que, si calificas como “seguido” y “siempre”, por lo menos en cuatro de estas siete opciones, eso significa que eres un workaholic. La importancia de reconocer este problema radica en que, si no se hace, se pueden llegar a extremos verdaderamente perjudiciales para la salud, las relaciones personales y el propio desempeño en el trabajo. De hecho, el estudio demostró que muchos comienzan a replantearse la situación cuando empiezan a aparecer los trastornos emocionales, psicosomáticos, digestivos e incluso enfermedades cardiovasculares.
Situaciones que lo agravan:
Lastimosamente, la adicción al trabajo está socialmente bien vista. El empleo se valora y supone un sacrificio altruista para la subsistencia y el progreso de la familia. Esto parece disculpar o por lo menos, encubrir esta alteración. La sanción social no existe, no hay un contexto que lo condene y esto refuerza la conducta adictiva.
Aunado a la aprobación social, la adicción al trabajo se agrava con las nuevas tecnologías. Se ha incrementado el porcentaje de adictos, dado que las nuevas aplicaciones permiten trabajar desde cualquier lugar y a cualquier hora.
Analiza tus hábitos y reflexiona sobre la cantidad de energía que le dedicas a tu trabajo. Recuerda que trabajar arduamente no significa sacrificar tu vida e intereses personales.
Por Redacción Comercial | Prensa Libre
Fuentes: Adaptado del libro ¿Trabajo para vivir o vivo para trabajar?, de María del Carmen Cano Lozano y Lourdes Espinosa Fernández, Editorial Concepto.
Universidad de Bergen, Noruega.
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